blog de cultura clasica rebeca

lunes, 1 de junio de 2009

La cartografía hidrogeológica es un tipo de cartografía temática que aborda todo lo relacionado con las aguas subterráneas. En este trabajo se exponen sus objetivos y se comentan las principales dificultades a las que se enfrenta. Tras realizar una revisión de su evolución histórica y de sus tendencias actuales, se analiza la cartografía hidrogeológica oficial en nuestro país. A continuación se comenta la leyenda estándar para mapas hidrogeológicos propuesta en 1995 por un grupo de expertos cuyo fin es uniformizar la representación cartográfica en esta disciplina.


LA CARTOGRAFÍA HIDROGEOLÓGICA: OBJETIVO Y DIFICULTADES

La cartografía hidrogeológica tiene por objeto representar todos aquellas características o fenómenos relacionados con las aguas subterráneas y superficiales en lo relativo a la interacción agua-terreno, en múltiples aspectos: cantidad, calidad y aprovechamiento del recurso, procesos geodinámicos ocurridos en el medio y protección del medioambiente. Dentro de la gran familia de mapas temáticos de las Ciencias de la Tierra, el mapa hidrogeológico contiene fundamentalmente información geológica e hidrológica. El medio rocoso y el agua subterránea forman un sistema complejo en el que las variables cambian en el espacio tridimensional a lo largo del tiempo. La influencia de procesos atmosféricos, biológicos y antrópicos en el ciclo del agua confieren asimismo un importante grado de complejidad a los fenómenos que se pretenden representar cartográficamente. La elaboración del mapa hidrogeológico constituye la fase final del proceso de reconocimiento y estudio hidrogeológico y su calidad está estrechamente ligada al volumen y calidad de los datos obtenidos sobre el terreno.

La cartografía hidrogeológica se enfrente a varios retos. En primer lugar, un problema importante es la gran cantidad de variables relacionadas a considerar, lo que obliga a una profunda estructuración de la información y al establecimiento de una jerarquía en el interés o importancia de los datos, al objeto de no sobrecargar el mapa convirtiéndolo en algo incomprensible. Asimismo, la elección de la simbología se convierte en algo prioritario, surgiendo la necesidad de una leyenda estándar al objeto de uniformizar la representación de los fenómenos hidrogeológicos.

En segundo lugar, la cartografía hidrogeológica no sólo se ocupa de fenómenos que tienen lugar sobre la superficie del terreno, sino también de aquéllos que tienen lugar en el subsuelo. Interesan aspectos tales como la profundidad de niveles de agua, los espesores saturados o de materiales impermeables, la zonificación vertical de los acuíferos, etc. Además pueden existir dos o más acuíferos superpuestos con características muy distintas y grado de conocimiento diferente. Todo ello hace necesario recurrir a distintos recursos de representación cartográfica, como son: (a) atlas de mapas hidrogeológicos, es decir, colecciones de mapas temáticos a la misma escala, superponibles, en cada uno de los cuales se presenta un tipo distinto de información referido al mismo sistema, (b) utilización de un mapa principal con información del sistema mejor conocido o más importante y en la misma hoja, mapas auxiliares a menor escala con información de los sistemas o aspectos peor conocidos (c) utilización de bloques diagramas tridimensionales y cortes hidrogeológicos representativos.

En tercer lugar, la cartografía hidrogeológica se interesa por elementos variables con el tiempo, con fluctuaciones naturales de carácter estacional, anual y plurianual, a las que hay que añadir los cambios producidos por la explotación de los recursos hídricos subterráneos a cargo del hombre. Como indica Galofré (1984), de cara a la cartografía distinguimos entre fenómenos permanentes, aquellos inmutables con el tiempo (datos geológicos, obras hidráulicas, puntos de agua, etc.) y sucesos, aquéllos que evolucionan en el tiempo (altura y/o profundidades del nivel de agua, caudales descargados o extraídos, datos de hidroquímica, etc.). La variable tiempo introduce complejidad adicional a la representación cartográfica y acarrea una falta de actualización del mapa si se produce un retraso en su publicación.

Por otra parte, se pueden establecer varias clasificaciones de mapas hidrogeológicos atendiendo a diversos criterios. Según la escala se suelen diferenciar entre mapas a pequeña escala (<1:500.000),>1:100.000) que son el resultado de investigaciones específicas.

Atendiendo a los objetivos se pueden diferenciar entre mapas hidrogeológicos generales, en los que se consideran conjuntamente aspectos tales como el carácter, distribución y condiciones del acuífero y/o la dinámica, la calidad y la cantidad del agua subterránea, mapas hidrogeológicos con fines especiales, que incluyen elementos hidrológicos individuales tales como la profundidad del nivel piezométrico, el espesor y profundidad del acuífero, la concentración de un determinado ion, el uso del agua, etc.

Según el contenido, los mapas pueden ser de materiales que muestran el carácter hidrogeológico y distribución de las formaciones geológicas o de fenómenos hidrológicos y sus parámetros. En este caso podemos distinguir a su vez tres categorías: (a) mapas de movimiento del agua (precipitaciones, evapotranspiración, escorrentía superficial, caudal de base de los ríos, superficies piezométricas, dirección del flujo subterráneo, fluctuaciones de los niveles piezométricos, etc.), (b) mapas de caracteres físico-químicos del agua (temperatura del agua, relaciones agua dulce-agua salada, distribución de iones mayoritarios, minoritarios y traza, etc.) y (c) mapas de posibilidades de explotación de aguas subterráneas (situación de pozos y manantiales, espesor saturado, profundidad del agua, cambios en la química o niveles).


EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CARTOGRAFÍA HIDROGEOLÓGICA

Como recoge Vrba (2000), el desarrollo histórico de la cartografía hidrogeológica es relativamente reciente y en él pueden identificarse 5 etapas:

Hasta 1940: prácticamente no existe cartografía hidrogeológica específica. Los mapas geológicos son utilizados como herramienta para dar a conocer de forma cualitativa el comportamiento hidrogeológico de los materiales.

Fase de inicio (1940-50): la cartografía hidrogeológica se comienza a diferenciar como una rama de la cartografía geológica. Además de los aspectos interpretativos relativos al comportamiento hidrogeológico de los materiales, se incluye en los mapas información puramente hidrogeológica tal como: situación de los niveles del agua subterránea, inventario de puntos de agua, direcciones de flujo, ciertas características hidrogeoquímicas, etc.

Fase de expansión (1950-60): el mapa hidrogeológico incorpora paulatinamente nueva información relativa a la facies y a la calidad del agua subterránea y va introduciendo la utilización de diagramas, al mismo tiempo que va adoptando su diseño actual, con cortes hidrogeológicos, bloques tridimensionales y esquemas a menor escala del mismo territorio en donde se plasma información complementaria relativa, tanto a la geometría, como al flujo del agua y a sus características físico-químicas. Asimismo se incorpora una memoria explicativa relativa a los fenómenos representados y a las fuentes de información consideradas.

Fase de unificación (1960-80): A principios de los años 60, la Asociación Internacional de Hidrogeólogos y la Asociación Internacional de Hidrología Científica inician una labor dirigida a coordinar y unificar a nivel internacional el contenido, la leyenda, la simbología y los métodos de representación en los mapas hidrogeológicos. Nacen así las propuestas de leyenda estándar de la UNESCO (1963) y leyenda multilingüe de esta misma organización (1970). En este periodo varios países (Francia, Alemania, España, Checoslovaquia...) comienzan la elaboración y publicación de mapas hidrogeológicos sinópticos del territorio estatal y de series cartográficas a escalas medias (1:200.000).

Fase de desarrollo tecnológico (1980-presente): Se produce un importante desarrollo en los métodos y técnicas de elaboración de los mapas hidrogeológicos, en particular en lo relativo a: (a) técnicas de captura de información, incorporando herramientas como la teledetección para la cartografía de unidades litológicas, estructuras tectónicas y geomorfológicas, regadíos, zonas húmedas, etc., (b) técnicas de tratamiento de información mediante métodos estadísticos de análisis multivariante y de correlación, modelización matemática, etc. (c) técnicas de gestión de la información, organizando bases de datos digitales de las distintas variables hidrogeológicas, hidrológicas, climáticas, bióticas, antrópicas, etc. en entornos SIG, que permiten no sólo la organización e integración de las distintas fuentes de datos de forma coherente, sino también el tratamiento, análisis y la salida gráfica y composición digital del mapa. A estos avances hay que añadir la continuación, por parte de la comunidad internacional, de la línea de unificación cartográfica, con la publicación por UNESCO (1983) de una leyenda revisada del mapa hidrogeológico y posteriormente en 1995, una nueva leyenda estandarizada elaborada por el Grupo de Expertos de la Comisión de Mapas Hidrogeológicos de la AIH, que será comentada en el siguiente apartado.

La tendencia futura en la cartografía hidrogeológica apunta hacia la implantación total del soporte digital en la información y la utilización de entornos SIG, incidiéndose especialmente en el desarrollo de métodos de visualización de la tercera dimensión (bloques diagramas, representaciones realísticas, cortes hidrogeológicos “on line”) y de la consideración de la variable tiempo. Sin duda, una cuestión importante será la calidad de la cartografía y muy especialmente de los datos de partida, hacia donde se dirigen todos los esfuerzos, al objeto de establecer redes de control hidrológico e hidrogeológico, que con el transcurso del tiempo aporten una información completa y precisa de los sistemas acuíferos. La utilización generalizada de entornos SIG permitirá la producción de cartografía “a la carta”, bajo demanda del usuario, a partir de las bases de datos informatizadas, en aquellas áreas con suficiente información hidrogeológica. Esta utilización podrá materializarse a través de redes telemáticas, simultáneamente a la petición de informes. De esta forma se potenciará el uso y venta de la cartografía hidrogeológica digital en detrimento de las series cartográficas hidrogeológicas a escalas grandes (1:50.000), que salvo en zonas de elevado interés hidrogeológico y económico, parecen no tener perspectivas de futuro, al menos en soporte papel. En cualquier caso, es de prever la vigencia de las series cartográficas a escala media, de carácter sintético, por su valor documental básico, aunque la información contenida en las hojas impresas debe de referirse sobre todo a las variables que permanezcan más estables a lo largo del tiempo (topografía, estructuras y formaciones geológicas, etc.), mientras que aquellas variables fluctuantes (niveles, caudales, características físico-químicas, etc.) se representan en sus valores medios o quedan relegadas a consultas vía SIG.


LA CARTOGRAFÍA HIDROGEOLÓGICA EN ESPAÑA

La cartografía hidrogeológica oficial comenzó en España en 1972 con la publicación del Mapa Hidrogeológico Nacional, realizado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) a raíz de las recomendaciones de la Carta del Agua firmada en 1968 por la mayoría de gobiernos europeos. Este documento, pionero en nuestro país, contaba con un mapa de reconocimiento hidrogeológico (a escala 1:1.000.000) y un mapa de síntesis de los sistemas acuíferos (a escala 1:1.500.000). En ese mismo año también se publicó el Mapa de Vulnerabilidad a la contaminación de los acuíferos de la España Peninsular, Baleares y Canarias (a escala 1:1.000.000), derivado de los anteriores.

El Plan Nacional de Investigación de Aguas Subterráneas (PIAS), que se desarrolló entre 1970 y 1983 fue el primer intento riguroso de estudio sistemático de los principales sistemas hidrogeológicos en nuestro país y dio lugar a amplios informes de síntesis con abundante cartografía hidrogeológica a escala 1:200.000 hasta 1:50.000 según las zonas, en muchos casos, inédita. Posteriormente, como consecuencia del Real Decreto 450/1979 que establecía como misiones específicas del Instituto Tecnológico Geominero de España (ITGE, antes IGME) la realización y publicación de la cartografía hidrogeológica nacional, surge la serie cartográfica del Mapa Hidrogeológico Nacional a escala 1:200.000.

Como apunta Del Pozo (2000), esta serie cartográfica fue diseñada de acuerdo con las normas establecidas en 1974 por el Grupo de Trabajo de Aguas Subterráneas del Instituto de Hidrología, basadas en la leyenda multilingüe de UNESCO (1970). El objetivo básico de esta serie fue el dar a conocer las características hidrogeológicas generales de los principales sistemas acuíferos, y su estado de explotación, información especialmente dirigida, por su escala y grado de detalle, a los planificadores y gestores del agua subterránea y del territorio. De esta forma se ponía a disposición de los técnicos un documento de síntesis para la realización de estudios de mayor detalle en aquellos sectores de interés.

Hasta el año 2000, sólo habían sido publicadas 40 hojas de 93 previstas en la retícula oficial, lo que supone un 43% del total (López-Geta, 2000). Descontando las zonas de escaso interés hidrogeológico, el número de hojas por realizar son algo más de 20. Tal y como apunta Fabregat (2000), el trabajo realizado hasta la fecha puede considerarse como poco homogéneo, ya que a lo largo del tiempo se han ido modificando las leyendas y la presentación de la información. El dilatado plazo de realización de la serie, por motivos presupuestarios y de planificación del ITGE, contribuye sin duda a este hecho. Cada hoja de la serie se compone de un mapa hidrogeológico principal con leyenda y simbología hidrogeológica, cortes representativos, mapas auxiliares de hidroquímica, isopiezas, isoyetas, etc., y gráficos (diagramas de Stiff, gráficos de evolución piezométrica y/o características físico-químicas, hidrogramas de caudales en manantiales, etc.). Asimismo, se adjunta una memoria, en la que se suele presentar el marco geológico, la descripción de sistemas acuíferos, los usos y demandas del agua y una bibliografía relacionada. En 1996 el ITGE preparó un borrador para un programa dirigido a la producción de la serie 1:200.000 bajo SIG, tarea en la que el citado Organismo actualmente se halla inmerso.

Simultáneamente a la serie 1:200.000, el ITGE comenzó a producir la serie de cartografía hidrogeológica a escala 1:50.000, en aquellos territorios en donde se disponía de mayor información y/o con mayor interés socioeconómico. La nueva orientación que en 1990 se dio a la serie MAGNA (Mapa Geológico Nacional a escala 1:50.000), que comenzó a incluir como información complementaria la hidrogeología, hizo replantear la publicación del mapa hidrogeológico nacional a escala 1:50.000, optándose por su abandono. A ello contribuyó sin duda la escasez de información con el detalle necesario para esa escala y el elevado coste económico de elaboración.

En 1990 el ITGE publica el Mapa Hidrogeológico de España a escala 1:1.000.000, como síntesis de los estudios de mayor escala realizados hasta la fecha. Asimismo, el ITGE ha contribuido a la publicación de 4 hojas del Mapa Hidrogeológico Internacional de Europa a escala 1:1.500.000. Además, el ITGE ha confeccionado, entre 1978 y 1989, 53 hojas a escala 1:50.000 del Mapa de Orientación al Vertido, la mayor parte en Asturias, Comunidad Valenciana y Mallorca y otras hojas que no corresponden a la cuadrícula del Mapa Topográfico Nacional. Una interesante evaluación crítica sobre los contenidos y técnicas de representación de la cartografía hidrogeológica del ITGE se puede ver en Mejías (2000).

Además de la cartografía mencionada, en nuestro país otras entidades y administraciones han desarrollado proyectos hidrogeológicos con carácter cartográfico. Cabe señalar aquí la edición de numerosos Atlas Hidrogeológicos provinciales y regionales, auspiciados por las Diputaciones o las Comunidades Autónomas en colaboración con el ITGE, o los numerosos trabajos académicos (Tesis Doctorales y Proyectos de Investigación) desarrollados en el seno de la Universidad.


LEYENDA ESTÁNDAR PARA MAPAS HIDROGEOLÓGICOS

Una leyenda estándar constituye una colección o catálogo de simbología que se establece convencionalmente con la intención de uniformizar la representación cartográfica de los fenómenos que son estudiados en un determinado campo del conocimiento. Su uso es recomendable y su objetivo es facilitar la elaboración del mapa y la comunicación con el usuario. La leyenda estándar que se comenta en estas páginas ha sido realizada por varios especialistas de reconocida experiencia (Struckmeier y Margat, 1995) y publicada con la asistencia de diversos organismos internacionales, como son, entre otros, la CGMW (Commission for the Geological Map of the World), la IAH (International Association of Hydrogeologist, Sub-Commission for Hydrogeological Maps), la IAHS (International Association for Hydrological Sciencies, Commission on Ground Water) y la mencionada UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Este documento, por tanto, es fruto de la experiencia en cartografía alcanzada en múltiples proyectos e investigaciones hidrogeológicas desarrollados en diversas partes del mundo en las últimas décadas y surge como una adaptación e integración de otros trabajos anteriores, algunos auspiciados por entidades supranacionales (UNESCO, 1963, 1970, 1983). Supone una evolución de casi 30 años en la representación cartográfica dentro de esta disciplina. Como en todo catálogo de simbología con vocación de perduración, se ha perseguido la flexibilidad y aplicabilidad a nivel mundial en una gran variedad de condiciones climáticas y ambientales. La leyenda puede utilizarse para mapas de carácter general o específico, a escala grande, media o pequeña. Para facilitar su difusión internacional está en tres idiomas (inglés, francés y alemán).

El documento no sólo incluye un catálogo de simbología con los distintos símbolos y sus usos, sino que además establece una definición y clasificación de la información que debe de aparecer en el mapa. La definición de colores está referida a la carta ITC (1983). El documento establece tres categorías básicas de mapas hidrogeológicos:

I.- Mapas hidrogeológicos generales y de propósito especial. Los primeros se desarrollan en las fases iniciales de la investigación y constituyen una síntesis de una gran variedad de datos, incidiéndo en las características hidrogeológicas de los materiales. Los segundos tratan aspectos hidrogeológicos concretos.

II.- Mapas de sistemas acuíferos y flujo subterráneo. Centran su atención en la hidrodinámica (circulación del agua en el medio poroso) y en las condiciones de borde (límites impermeables y de contacto entre acuíferos).

III.- Mapas de vulnerabilidad del agua subterránea. Representan la facilidad del medio subterráneo a ser contaminado. Tienen un propósito específico en relación con la planificación y gestión de los recursos hídricos y del territorio.

Estas clases, aunque complementarias, no son estancas o excluyentes: uno o varios fenómenos pueden ser considerados al mismo tiempo desde diversos puntos de vista. Por ejemplo, todo mapa general conlleva cierta carga de información relativa a la vulnerabilidad o a los sistemas de flujo y viceversa.

Por otra parte, el documento establece cuatro tipos de información a incluir en el mapa hidrogeológico: (a) información del mapa base, (b) información areal temática, (c) información areal adicional y (d) datos temáticos puntuales y lineales. Los elementos y su representación en cada clase son detallados en el catálogo para cada una de los tres tipos de mapas mencionados anteriormente. A continuación, se comenta el contenido informativo a considerar en cada clase y su representación cartográfica:

(a) Información del mapa base.

Tiene por objeto facilitar la interpretación del mapa, relacionando la ocurrencia de los fenómenos temáticos con el espacio geográfico. Es por ello que, como en cualquier cartografía temática, esta información debe de poseer ciertas cualidades: la información debe de estar actualizada y la toponimia debe ser cuidadosamente seleccionada de acuerdo con la escala. Por razones obvias, en este tipo de cartografía es muy importante la representación de la red de drenaje, que deberá aparecer con suficiente grado de detalle en color azul. El resto de la información topográfica (carreteras, pueblos, parajes, etc.) debe ser representada en gris oscuro (60% de negro) o negro. Sólo en los mapas a escala pequeña se pueden omitir las curvas de nivel. Por último, la retícula debe de representarse en negro y preferiblemente haciendo referencia a un sistema de coordenadas internacional.

(b) Información areal temática.

Se refiere a las características hidrogeológicas de los materiales y se representa mediante colores, cuya asignación sigue algunos criterios generales, como son: la mayor intensidad y pureza de los colores corresponde a las características extremas. Además, las gamas frías (azul, verde), que inconscientemente son asociadas al agua, se utilizan para representar las áreas con mayor potencialidad acuífera. A continuación se detalla la gama para cada uno de los tres tipos de mapas:

b.1) Mapas generales y de propósito especial: se utilizan dos criterios superpuestos para seleccionar el color: según el tipo de acuífero en función del tipo de porosidad (intergranular o fisurada) y según la capacidad de circulación del agua subterránea (permeabilidad). La primera característica se expresa con dos tonos de color: azul y verde. La segunda se expresa con mayor o menor intensidad de los anteriores tonos.

b.2) Mapas de sistemas acuíferos y flujo subterráneo: se establecen también dos criterios para aplicar el color: la zonación horizontal del acuífero (área recarga, de circulación y descarga) y la extensión del flujo. El primer criterio se simboliza con el tono del color: rojo (área de recarga), azul (área de descarga) o la mezcla de ambos, color morado (área de tránsito). El segundo criterio, la longitud del flujo, se representa mediante la intensidad del color (mayor longitud del flujo, colores más intensos; menor longitud del flujo, colores tienden al gris).

Figura 1: Diagrama triangular de asignación de colores en los mapas hidrogeológicos generales y de propósito específico, según el tipo de acuífero y la permeabilidad.

Figura 2: Diagrama triangular de asignación de colores en los mapas hidrogeológicos de flujo según la zonación horizontal y la extensión de éste.

b.3) Mapas de vulnerabilidad: sólo se tiene en cuenta un criterio, el grado de vulnerabilidad, que se considera íntimamente ligado a las características de la zona no saturada (grosor, continuidad y permeabilidad). La gama de colores utilizada tiene en el extremo del espectro al rojo anaranjado (color cálido, relacionado inconscientemente con mayor peligro, vulnerabilidad muy alta) y en el otro extremo al verde oliva oscuro (color frío, representa muy baja vulnerabilidad).

Tabla 1: Asignación de colores en los mapas de vulnerabilidad en función de las características de la zona no saturada.


VULNERA-BILIDAD
COLOR
NATURALEZA DE LA ZONA NO SATURADA
EJEMPLO
MUY ALTA Rojo anaranjado Ineficaz y/o muy fina o discontinua Materiales fisurados o muy karstificados
ALTA Rosa Muy permeable, con < 2 m de grosor en la zona no saturada
MEDIA Amarillo Permeabilidad moderada (kv=103 – 10-5). Profundidad de la zona saturada de 2-20 m (2-50 m en materiales poco karstificados) Formaciones no consolidadas
BAJA Verde oliva claro Baja permeabilidad; profundidad de la zona saturada >20 m
MUY BAJA Verde oliva oscuro Prácticamente impermeables y de grosor importante Arcillas, esquistos

Resulta evidente que se produce una imposibilidad absoluta en la utilización simultánea de varias de estas simbolizaciones en un mismo mapa, al no ser superponibles los tonos, por lo que desde el principio se tendrá que elegir entre una u otra representación temática. Asimismo, la utilización apuntada del color resulta incompatible con la utilización de criterios cronoestratigráficos de los materiales tal y como se aplica en los mapas geológicos generales (por ejemplo, Triásico en morado, Jurásico en Azul, Cretácico en verde, etc.). En este sentido hay que advertir que para la cartografía hidrogeológica oficial en nuestro país (a escala 1:200.000) se optó por criterios cronoestratigráficos para asignar los colores a los materiales, en detrimento de la fórmula propuesta en esta leyenda.

(c) Información areal adicional.

Se incluye aquí la información areal relativa a la litología o algunas propiedades derivadas de ella, que matiza a la información temática principal. La información relativa a la litología proporciona al usuario una visión más completa en relación con los procesos en los que interviene el agua subterránea. Se establece una simbología mediante tramas visibles que identifican de manera inequívoca cada tipo de material. Estas tramas pueden ser combinadas sin interferencia con los colores de la información areal temática, consiguiéndose con ello un elevado nivel de información. En la leyenda estándar se establecen tres categorías dentro de este apartado, según el tipo de mapa:

c.1) Mapas generales: se establecen 50 tramas (y sus combinaciones) para otros tantos tipos de litología.

c.2) Mapas de sistemas acuíferos y tipo de flujo: se establecen 6 tramas, según el tipo de flujoque permiten los materiales acuíferos considerados (homogéneo, heterogéneo, complejo).

c.3) Mapas de vulnerabilidad: se establecen 9 tipos de tramas, según la naturaleza del acuífero (kársticos, detríticos, fracturados, etc.), que influye en la forma de propagación de los contaminantes.

Por otra parte, como criterios comunes para todos los tipos de mapas, se establece que las tramas deben de ser imprimidas en gris, deben de disponerse horizontalmente cuando representen materiales que yacen horizontales y de forma inclinada en materiales plegados y podrán utilizarse combinaciones de tramas para representar alternancias litológicas, frecuentes en la naturaleza.

Figura 3: Ejemplo de tramas propuestas para la representación de litologías en los mapas hidrogeológicos generales. (Nota: la leyenda original utiliza inglés, francés y alemán).


(d) Representación de datos temáticos puntuales y lineales.

En este apartado se incluyen los fenómenos de interés hidrogeológico que por su reducida extensión se puedan localizar en un punto (manantiales, pozos, sumideros kársticos, estaciones de aforo, etc., ), a lo largo de líneas (isopiezas, isocontenidos, divisoria de aguas subterráneas, conexión entre sumideros y surgencias kársticas, etc.) o en áreas delimitables por fronteras (zonas de artesianismo, de intrusión marina, de descarga difusa, etc.). En muchos casos puede ser interesante incluir valores numéricos junto a los símbolos, para establecer su magnitud (caudal de un manantial, valor de una curva de isovalores, etc.) e incluso utilizar la variable tamaño y/o grosor para clasificar en distintas categorías la magnitud de alguno de estos fenómenos.

Figura 4: Ejemplo de símbolos puntuales, lineales y zonales.

El documento propone utilizar varios colores para representar los símbolos según su significado. Los colores utilizados para los mapas hidrogeológicos de tipo general son seis:

- Violeta ITC N?062: aguas subterráneas y manantiales.
- Naranja ITC N?650: características relativas a calidad y temperatura.
- Azul ITC N?006: aguas superficiales e hidrografía kárstica.
- Rojo ITC N?660: actuaciones humanas.
- Verde oscuro ITC N? 606: curvas isovalores y límites de ciertos fenómenos.
- Negro: información geológica.

En los mapas de sistemas de flujo y de vulnerabilidad se pueden utilizar los símbolos anteriores, aunque se incluyen algunos nuevos relativos a la hidrodinámica y a la actividad humana, respectivamente.

Por último, el documento incluye algunas orientaciones relativas a diversa información extra que se puede añadir al mapa, como la estratigrafía, la climatología (precipitación, evapo-trasanspiración, lluvia útil), las secciones o cortes verticales para transmitir información del subsuelo, bloques diagramas tridimensionales y esquemas cartográficos y mapas de detalle a escalas ampliadas en zonas de elevado interés y/o complejidad. Todo ello con el objeto de mejorar y facilitar la transmisión de la compleja información contenida en el mapa temático.


REFERENCIAS

- Del Pozo, M. (2000). La Cartografía Hidrogeológica en el ITGE: evolución, presente y futuro. Boletín Geológico y Minero. Volumen 111. I.T.G.E. 107-115.
- Fabregat, V. (2000). Contenidos de la Cartografía Hidrogeológica. Boletín Geológico y Minero. Volumen 111. I.T.G.E. 117-123.
- Galofré, A. (1983). Mapas Hidrogeológicos, in Hidrología Subterránea. (E. Custodio y R. Llamas editores). Tomo 2, pp. 1545-1557. Omega. Barcelona.
- López-Geta, J.A. (2000). Líneas de actuación futura en la Cartografía Hidrogeológica. Boletín Geológico y Minero. Volumen 111. I.T.G.E. 145-148.
- Mejías, M. (2000). Evaluación crítica de la Cartografía Hidrogeológica del ITGE: contenido, actualidad y demanda. Boletín Geológico y Minero.Volumen 111. I.T.G.E. 99-105.
- Struckmeier, W. F. y Margat, J. (1995). Hydrogeological Maps: A Guide and a Standard Legend. Vol 17. IAH. Verlag Heinz Heise. Hannover. 177 p.
- UNESCO. (1970). Leyenda internacional para mapas hidrogeológicos. Decenio Hidrológico Internacional. París. 101 p.
- Vrba, J. Y Zaporozec, A. (Ed.). (1994). Guidebook on Mapping Groundwater Vulnerability. Vol 16. IAH. Verlag Heinz Heise. Hannover. 131 p.
- Vrba, J. (2000). Historia, situación actual y tendencias en Cartografía Hidrogeológica. Boletín Geológico y Minero. Volumen 111. I.T.G.E. 125-133.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio